En las montañas del norte de Marruecos, en el corazón de la región de Jbal Al Alam, un evento único reúne cada año a tribus y visitantes de todo el país. Se trata del juego tradicional de Mata, una carrera ecuestre fuera de lo común, muy distinta a las competiciones clásicas. No hay pista oficial, ni cronómetro. Solo hombres, sus caballos, una muñeca de tela y una multitud expectante.

Mata es mucho más que un juego. Es una herencia. Se dice que esta tradición tiene varios siglos de antigüedad, cuando las tribus rurales lo usaban como entrenamiento. Los jinetes debían demostrar fuerza, agilidad e inteligencia para atrapar la muñeca y protegerla a toda costa. Este gesto tenía un significado simbólico: quien la conseguía demostraba su valía y ganaba el respeto de toda la comunidad.

Pero Mata no es solo cosa de hombres y caballos. También es un evento social. Las familias se reencuentran, los niños descubren su cultura, los mayores relatan recuerdos de ediciones pasadas. La música, la gastronomía local y la vestimenta tradicional crean un ambiente cálido y festivo.

Hoy, gracias al trabajo de asociaciones, al apoyo de las autoridades locales y Bajo el Alto Patrocinio de Su Majestad el Rey Mohammed VI, esta tradición sigue viva. El festival no se limita a revivir el pasado, lo transmite a las nuevas generaciones. Jóvenes jinetes toman el relevo, orgullosos de perpetuar los gestos de sus antepasados.

Mata demuestra que las tradiciones aún tienen su lugar en el mundo actual. Que pueden unirnos, conmovernos y, sobre todo, recordarnos de dónde venimos.