Quien asiste al Festival de Mata nota rápidamente que toda la atención se centra en un objeto muy especial: una muñeca de tela, levantada con fuerza por los jinetes. Esta muñeca, llamada “la novia” o “la princesa”, es mucho más que un accesorio. Es el corazón del juego.

En la tradición local, representa la fertilidad, la prosperidad y el honor del clan. Simboliza a la mujer, la tierra, y todo aquello que debe protegerse. El objetivo del juego es capturarla y defenderla hasta el final de la carrera. El jinete que lo logra es aclamado, porque ha demostrado valentía, fuerza y estrategia.

Pero también tiene un papel social. Une a la comunidad. Durante unas horas, concentra todas las emociones. Se grita, se aplaude, se contiene el aliento. Y cuando la carrera termina, la muñeca se recibe con respeto, casi como a una novia que se celebra.

Este símbolo sencillo tiene un significado profundo. Recuerda la importancia de la mujer en la sociedad, el vínculo con la tierra madre y el valor de la victoria compartida.

El festival está profundamente enraizado en el alma espiritual del norte de Marruecos y de todos los seguidores de la vía universal Shadhiliya. Se organiza Bajo el Alto Patrocinio de Su Majestad el Rey Mohammed VI, a pocos kilómetros del mausoleo de Moulay Abd Essalam Ben Mchich. Esta cercanía geográfica refleja una historia compartida.

Las tribus que participan en Mata son las mismas que, desde hace siglos, mantienen un vínculo espiritual con este maestro sufí. Antes de montar a caballo, algunos jinetes visitan el mausoleo para recogerse. Muchas familias acuden al festival para celebrar, pero también para rezar, reflexionar y reconectar con sus raíces.

Mata no es solo un juego. Es un acto de transmisión, una memoria viva, un homenaje a una cultura milenaria donde la fe y la tradición se encuentran.

Nacido en el siglo XII, este maestro y polo sufí es conocido por su gran humanidad, su espiritualidad, sus valores de amor y paz, y su conexión profunda con la naturaleza. Fue el guía espiritual de Abu al-Hassan al-Shadhili, fundador de la vía sufí universal Shadhiliya, presente en África, Asia, Europa y Estados Unidos.

Su mausoleo, ubicado en la cima de Jbal Al Alam, recibe cada año a miles de visitantes de Marruecos y del extranjero. Algunos suben a pie, otros a caballo, en busca de recogimiento y para rendir homenaje a quien consideran un guía espiritual.

Este lugar no es solo un mausoleo. Es un espacio de paz, de silencio, de oración y de conexión interior. Una fuente de baraka, una escuela de humildad y de fe.